Ya está aquí uno de los estrenos más esperados del año. Denis Villaneuve está imparable y con cada una de sus obras consigue sorprendernos y
acrecentar nuestra admiración. Adaptación libre del relato de Ted Chiang “La
historia de tu vida”, La llegada es
la primera incursión del director en la ciencia-ficción, en la línea de films anteriores
de advenimiento extraterrestre, como Contact
o Señales, aunque para mí el
referente más claro es Encuentros en la
tercera fase, que supuso un antes y un después en el género. Del mismo
modo, cuando acabamos de ver La llegada
tenemos la sensación de haber asistido a una experiencia nueva y memorable.
Naves alienígenas aterrizan una mañana en doce naciones
diferentes del planeta y la experta lingüista Louise Brooks (Amy Adams) es
convocada por las fuerzas militares estadounidenses para averiguar si sus
misteriosos tripulantes vienen en son de paz o están desafiando a la humanidad.
El científico Ian Donnelly (Jeremy
Renner) pregunta a Louise durante la investigación si no le está afectando el estudio de la
lengua de los extraterrestres, ya que algunas teorías afirman que el lenguaje
determina nuestra forma de pensar (y por lo tanto, nuestra manera de actuar e
incluso de concebir el mundo). En torno a esta reflexión, la película demuestra
la importancia de la comunicación como herramienta para la tolerancia y el
progreso; pero también insinúa la responsabilidad y capacidad de amar que
implicaría escoger si supiéramos de antemano las consecuencias de nuestras
decisiones.
La historia cobra total verosimilitud a partir de la
fotografía sobria, fría y realista, y el efectivo tratamiento del sonido
-latidos acelerados, respiraciones agitadas, zumbidos espectrales-, que contribuyen
a sumergirnos en una atmósfera inquietante: la amenaza de lo desconocido, y por
desgracia, también la de nuestros propios miedos; por otro lado, las imágenes
más oníricas y cálidas de otros planos temporales, y la envolvente música de
Johann Johannsson, aportan el contrapunto emocional de un desenlace que, además
de atar inteligentemente todos los cabos, es en sí mismo una revelación
trascendental. Se diría que el film recoge los grandes logros de Kubrick, Nolan
y Malick; a la vez que nos hallamos ante el mejor Villeneuve.
Estamos ante un
director capaz de convertir cualquier argumento en una obra maestra. Y en todos
los casos su creación no sólo es ambiciosa por el virtuosismo técnico, si no
por su propósito de desvelar las profundidades de la existencia humana.
Silvia Rins, Todos los estrenos 2016.
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